Durante la
estadía en
Madryn, como lo hice el año pasado, me
encontré con un buen amigo de aquellos pagos. Luego de pasar por su casa, caminar unas agradables cuadras sobre calles de tierra (donde me es imposible no patear piedras) fuimos a una fiesta.
Cuando
estábamos sentados a fuera charlando, en frente del lugar de la fiesta, veo que aparece una chica de interminables piernas que amablemente nos invito a pasar. Ante esa imagen no pude hacer otra cosa mas que levantar levemente mis cejas y balbucear pseudo palabras a quien me acompañaba. Creo que nunca las
entendió y estoy seguro de que yo tampoco se que le dije.
Después de atravesar el patio, nos sentamos por ahí en un mesa. Era un ambiente oscuro y
estábamos cerca de los parlantes. Empezamos a beber, la chica de las piernas iba y venia intercambiando algunas palabras con mi amigo y yo prestaba
atención a los grupos que
había y como, por actos de equilibrio de gimnasta
soviético, pasaban vasos con vino sobre mi ser sin
salpicarme.
Ya muy lejos de las fronteras de la sobriedad, sintiendo que cada vez que
encendían el foco de bajo consumo era como si me pusieran el
mismísimo Sol a
milímetros del ojo, escucho de fondo
Crystal Castles -
Alice Practice. Estaba en mi momento, las cosas se me
relentizaban y las charlas con mi amigo se desvirtuaban.
Ahí fue cuando la vimos, y me llamo la
atención. En ese campo de vasos
caídos, botellas a media tomar y un
DJ trucho, apareció una
morochita de ojos claros. Solo la tuve que mirar para que me deje con el vaso colgando de mi muñeca, mientras lo
demás pasaba.
Nos fuimos al patio con mi amigo, sentados en una hamaca
dándole de tomar al perro, deliberando que hacer. Algo dijo el, que
apareció ella con sus amigas y pegaron una mirada (No se por que pero siempre tengo la puta suerte de ver miradas que, o me crucifican o
quizás me den
chances).
Sentí que era el momento de hacer una jugada, pero vino
piernitas diciendo algo
así como que venia la
policía.
Como siempre, me quedaba sin hacer nada y el
remordimiento me iba a carcomer como el agua salada al casco de un barco viejo y varado. Tenia que hacer algo
rápido. De pronto escucho un veloz y seco: "
Zack!", y del piso surgieron
asperzores que lograron una retirada de la gente similar a la alemana de la
URSS.
Quisimos buscarle otra salida con el
pibe pero no se dio y nos fuimos a un boliche. La pasamos bien y pateamos un largo rato hasta las correspondientes moradas.
Que me iba a molestar si caminaba mirando al golfo.