Sin embargo dentro de el, se encuentra que tiembla y que está inseguro. Estas cosas él no las sabe manejar(y patea piedras), las necesita pero no sabe mantenerlas. No, no es eso (piensa y se funde en el humo de un cigarrillo). Ya sabe! (y levanta la mirada) será que inconscientemente ya le empieza a gustar y está siendo un apurado. Ella no tiene por qué sentir lo mismo.
Claro! se dio cuenta! y parece aliviarse. Luego mira el teléfono sobre la mesita en la esquina y piensa "Que suene, que suene, que conteste"(Se pasa la mano por la cabeza hacia atrás). Se para, se sienta, mira la ventana. Ya es un bola de nieve de nervios y ansiedad.
Finalmente se va a caminar. Pensando que toda la espiral (que odia caer, pero ama bordear) tal vez sea en vano (o no).
(Lo raro (y excepcional) de estas historias, es nunca conocer el otro lado. Por suerte).